Regresar a clases sin dejar a nadie atrás es un documento que sintetiza y sistematiza información generada por diversas organizaciones públicas y privadas, tanto internacionales como de México, y publicada en los últimos tiempos, durante el confinamiento. Asimismo, abreva de otras fuentes académicas que dan cuenta de resultados de investigación recientes. Su propósito es ofrecer elementos claros y prácticos para orientar a las autoridades educativas y escolares en su toma de decisiones hacia un regreso a clases seguro y con bienestar para las comunidades educativas.
Está organizado en seis secciones: La Pedagogía de la emergencia; Regresar de forma segura y saludable; Soporte socioemocional; Regresar para aprender; Comunidades de aprendizaje; y Líneas de acción. Las páginas finales recogen las referencias consultadas, las fuentes por país y diversos materiales que pueden auxiliar a las autoridades educativas y escolares en su toma de decisiones para el regreso a clases.
Regresar a clases sin dejar a nadie atrás plantea seis líneas de acción:
1. Priorizar la vida y la salud física y mental. Un regreso a la escuela seguro y saludable requiere de una estrategia que comprenda cuál es el comportamiento de transmisión del SARS-CoV-2 y qué situaciones determinan el nivel de riesgo de contagio de una escuela. Debe integrar medidas sanitarias e higiénicas, el acondicionamiento de la infraestructura, asegurar la dotación de agua potable, la reorganización de espacios, horarios y el movimiento de alumnos dentro de la escuela, así como normas de convivencia segura.
2. Atender los factores socioemocionales. La educación socioemocional brinda herramientas para gestionar el bienestar de las personas aún en la adversidad. Ello, la hace indispensable en estos momentos de crisis, así como durante todo el trayecto formativo del alumnado.
3. Focalizar el aprendizaje y re-imaginar la escuela. Es fundamental invertir en programas para mitigar la pérdida de aprendizaje y prevenir el incremento de la desigualdad. Reconocer las limitaciones existentes en los contextos de bajos recursos y mejorar las condiciones operativas y de aprendizaje. Las acciones por realizar deben servir para mejorar los resultados de aprendizaje, aumentar el acceso equitativo a la educación y fortalecer la salud y seguridad de niñas, niños y adolescentes.
4. Promover acciones coordinadas y el fortalecimiento de la gestión local. La participación de la totalidad de actores del sistema educativo y de las comunidades escolares es indispensable para enfrentar la reapertura de espacios escolares. Por lo que es necesario el trabajo coordinado entre los sectores de Salud y Educación, la articulación entre diferentes niveles de gobierno, así como el impulso y fortalecimiento de la toma de decisiones a nivel local y el respeto a la autonomía de gestión de los colectivos docentes.
5. Resaltar la figura docente. En esta crisis, la mayoría de las y los maestros ha sido ejemplo de creatividad, entusiasmo y empatía con sus estudiantes y las respectivas familias. No obstante, son ellos, en conjunto con el alumnado y sus familias, quienes más han resentido el cierre de las escuelas, entre otras cosas por el cambio drástico en su dinámica de trabajo. Las autoridades deben estar cerca de los colectivos docentes, ya que son quienes cuentan con la formación profesional para resolver asuntos pertinentes a la enseñanza y al aprendizaje y son irremplazables en el diseño de soluciones en estas circunstancias inéditas.
6. Garantizar la equidad con perspectiva de género. Un gran número de niñas, adolescentes y jóvenes se enfrentarán a la presión de absorber las responsabilidades domésticas y de cuidado de hermanos menores, personas con enfermedad, adultos mayores y trabajo del hogar. El riesgo de abandono que ellas enfrentan es alto, por lo que se requiere diseñar estrategias con perspectiva de género. La campaña “#YoTambienMeQuedo en la escuela”, es un ejemplo de ello.
Es necesario sumar esfuerzos de toda la sociedad encaminados a disminuir la desigualdad e inequidad que persiste en nuestras aulas y que desafortunadamente se acentúa en momentos de crisis como el que vivimos. Este tiempo nos ha permitido reflexionar e imaginar una escuela distinta que garantiza el ejercicio del derecho a la educación como un factor de transformación de la sociedad, y que nos permite vislumbrar un futuro más justo, equitativo y sostenible para todas y todos.
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